¿Recordás cuándo fue la última vez que tomaste una decisión difícil?
Lo confieso: soy el tipo de persona a la que le enciende perderse en reflexiones profundas a raíz de, casi, cualquier conversación. Ayer, fue el turno de mi peluquera.
Mientras me cortaba el pelo, me contaba anécdotas de su experiencia en su anterior trabajo, donde la había conocido. Algunas situaciones de las que ayer nos reíamos eran, en verdad, las mismas que la habían llevado a tomar la decisión de renunciar. Una decisión que, quizás, «llegó demasiado tarde«.
En el viaje de vuelta a casa, una pregunta vino hacia mí:
¿Cuantas veces tardé demasiado en tomar una decisión que debí haber tomado antes?
Quizás, vos también llevás algún tiempo postergando tomar una decisión. Y sobre este tema quiero invitarte a reflexionar hoy.
Puede ser respecto a tu trabajo, pero también en una relación de pareja, de familia o amistad. Incluso, mudarte de ciudad o de país. A lo mejor, es una hábito que querés cambiar o una actividad que no te animás a empezar… o a dejar. Y es, justamente ahí, donde se esconde la clave:
¿Alguna vez pensaste que, no tomar una decisión, también es tomar una decisión?
¡Sorpresa! Si hasta ahora creías que tomar una decisión es sinónimo de acción.. te invito a considerar la siguiente posibilidad:
¿Y si esa decisión que pensás que estás demorando, tal vez, la estás tomando mientras seguís en automático «sin decidir»?
Conformarte en la situación en la que estás, por no tomar esa decisión -que pensás que deberías tomar- podría ser la decisión fácil. Y dicen que:
«Decisiones fáciles, vida difícil. Decisiones difíciles, vida fácil» , Jerzy Gregorek
Dicho con otras palabras, podrías preguntarte:
¿Cómo se vería mi vida si tomara esta decisión? ¿Más fácil o más difícil?
Incluso, podrías seguir explorando con la siguiente pregunta:
¿Cómo se vería mi vida si nunca tomara esta decisión? ¿Más fácil o más difícil?
Sí.. adivinaste cuál podría ser el primer paso: evaluar las posibles consecuencias de tomar y de no tomar esa decisión.
Si llegás a la conclusión de que sería conveniente tomar esa decisión.. ¡felicitaciones! Creéme: empezar a ser más consciente de la necesidad de decidir es un gran comienzo.
En cualquier caso: no te apures, porque si es una decisión difícil.. tampoco sería una buena idea decidir precipitadamente. La «decisión de decidir» puede llevar su tiempo. Así que, reitero, no te apures.
Un tip extra: tomate, además, tu tiempo para encontrar la forma de que tomar esa decisión difícil.. sea lo más fácil posible.
¿Suena contraintuitivo? Lo sé, pero te propongo que cuestiones esa vocecita interna preguntándote:
¿Como se vería tomar esa decisión difícil.. si fuera fácil?
Eso es todo por hoy.
¿Te animás a compartirme en comentarios alguna experiencia, reflexión o algo que hayas aprendido tomando una decisión difícil?
(¡Quizás podrías ayudar a alguien que esté en tu misma situación!)
Con amor, Mar
Me re resonó!!! Muy bueno lo de decisiones fáciles, vida dificil! No lo había visto así. Gracias!!🫶
¡Qué bueno que te haya resonado! Me encanta esa frase (y me súper motiva a moverme hacia esas decisiones difíciles). Gracias a vos!